en blanco y negro

Mi abuela sólo veía documentales. No porque eligiera ese género, sino porque viera la película que viera, creía que todo era de verdad. Algunas veces acertaba, como cuando se cae el tren en El maquinista de la General; es más, todo empezó así: cuando vio la película, un señor que estaba sentado a su lado le dijo: —Lo que pasa ahí es de verdad. Y desde entonces no hubo quien la bajara de la burra: todo lo que salía en el cine era un documental. Verdad pura y dura. Eso supuso varias tragedias familiares que obligaron, por ejemplo,  a esconder los petardos, las capas de mi bisabuela y a blindar las puertas del balcón cuando le dio por ver  Las Aventuras del Capitán Marvel. Un buen día se llevó los ahorros de la lata de galletas para comprar un pasaje de barco para ir a buscar a Buster. Y cuando regresaron los dos de la mano, dicen que en nuestra casa dejó de verse todo en blanco y negro.