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fanzine nº 13: desorden

Antes usaba mejor/peor. Ya no.

cabeza En mi desórdenes hay.

desorden Hay todas partes ejemplo por

en:

 

mi cuarto, ordenador, móvil, agenda, ideas, pasos de baile, pensamiento, yyyy… en casi todo mi demás. He vivido desde el-siempre-que-yo-recuerdo con un algo grado de desorden que es más alto que algo; muchoMUCHO desorden en todo caso y en casi todo… Menos en el arte. ¿Qué pasó ahí? Ahí no. En música, libros, pintura, artisteo en general, no me desordenaba, ¿qué pasó ahí?

 

Me lo voy a mirar: 

hasta hace no tanto he usado abusado de los conceptos mejor/peor para ordenar el arte: esta autora es mejor que este autor, esa obra es mejor que esta otra, Yung Beef mejor que Justin Beaver, cualquiera mejor que Oasis, pero por qué, ¿para qué me dio por ordenar a esas pobres criaturas y las cositas que hacían?

Pero ya no. 

Me lo estoy quitando, extirpando, antibioticando. 

Y me lo quito porque lo de mejor/peor me está resultando una infección completa, una sepsis de patriarcalismo chorra, un abuso tan pedante y simplón, que no sé ni cómo. Como ordenar con criterios de baile/inmovilidad una catálogo de helados de vainilla, ni eso, ahí me parece pertinente, por poner otro ejemplo, me resulta simplón y pedante como lo sería catalogar la arquitectura según cómo se mueve esto también me parece pertinente; amo la arquitectura vegetal que se mueve y baila, a lo que voy ya sin ejemplos, que no me salen: usar términos deportivos para ordenar el arte ahora me parece aburrido y tontaina. 

 

Por mucho que tratase de apelar a supuestas calidades técnicas o inspiracionales, el poner a un artista encima de otro me ha aburrido y sobre todo y me parece abusivo, machirulo, tonto. Eso es. Me he cansado de ser así, no quiero tener esa mirada, no quiero ordenar cuadros ni novelas por mejores o peores —al menos no me ha dado por ordenar en términos capitalistas, de si tal artista vende o vendió más que otro—. Desde ya, desde ahora que escribo esto,

solo

me siento cómodo 

en los me gusta/no me gusta. Así sea.

Este es mi nuevo sistema de ordenación: Me gusta esta obra, o no.

 

Y bajo esta premisa es que recomendaré/consumiré/gastaré mi capital y ordenaré el arte, porque como ya he dicho, el arte, me gusta tenerlo ordenado. Y este es mi nuevo orden. Mi orden final. El disfrute. 

Qué alivio. Qué grano prepotente me acabo de quitar de encima. 

 

Viva la alegría y el sosiego del me gusta/no me gusta
y viva el desorden en casi todo lo demás. Porque a mí el desorden me relaja y me estimula, me hace sentir renacuajo en aguas limpias, brizna en día ventoso, albedrío, canica rodando calle abajo, andén de Metro, cristales de vaso roto, armario adolescente, entropía, risas en un cine, beso apasionado,… 

muac besos Muchos.

 

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